sábado, 23 de marzo de 2013

La defensa de Lugones pidió la absolución de su defendida



Ayer se realizó una nueva audiencia del Juicio por la apropiación del hijo de Liliana Pereyra y Eduardo Cagnola, en la sala A de los Tribunales de Comodoro Py. La defensa oficial de Inés Lugones Graciela, señalada en el juicio como quien entregó al bebé, que Liliana parió en la Esma, al Matrimonio compuesto por Cristina Gloria Mariñelarena y José Ernesto Bacca, presentó su alegato y pidió la absolución de su defendida:  “En el caso de ser condenada que se le otorgue la pena más baja y que la misma sea dejada en suspenso”, agregaron. Gran parte de la presentación fue destinada a marcar las contradicciones que según esta parte existieron en del alegato de la defensa de los otros dos imputados, representados por Miguel Ángel Pierri.
 Uno de los principales ejes del  alegato de la defensa de Lugones se centró en que la imputada no tuvo participación ni conocimiento de la  entrega del bebé, ya que durante el juicio primó el relato que describió que los Bacca fueron a buscar al niño a lo de Lugones y que ella los recibió en su casa de Luis María Campos, pero que debieron esperar a que llegara su marido, el represor fallecido, Guillermo Minicucci, para cenar juntos y llevarse el niño. Algunos de los que recrearon esta versión fueron los otros dos imputados,  su hija Constanza Bacca y los testigos Graciela Larrosa y el propio nieto restituido.
La defensa adujo que no son pruebas suficientes los dichos de los testigos, y sostuvo que para la fecha en que ocurrieron los hechos ella se encontraba veraneando en Mar del Plata Para ello hizo referencia a la prueba aportada por el hijo de Lugones, Clemente Minicucci: “Su aporte ayudó a comprobar la inexistencia del relato”. También señalaron los dichos del nieto restituido: “Hilario nunca dijo llegué a mis padres a través de Inés Lugones. Lo que él contó que nuestra defendida le dijo cuándo fue a visitarla con la información que HIJOS le había dado fue: Ese hijo de puta nunca me decía nada, no sé nada de todo esto”.
La defensa se centró además en desarrollar el estrecho vínculo que mantenía el matrimonio Bacca Mariñelarena con Lugones y Minicucci. En este sentido, señaló que Pierri, el abogado de los otros acusados había desarrollado como estrategia el desconocimiento de sus defendidos con Guillermo Minicucci, ex marido de Lugones, pero que las pruebas aportadas en el juicio fueron contundentes para desmentirlo: “Las fotografías que mostró Clemente Minicucci en el juicio dieron cuenta de algo que los otros imputados querían ocultar (…) Clemente dijo que eran cercanos, casi íntimos”. La defensa aseguró que los testimonios demuestran que la estrategia de simular que Mariñelarena y Bacca no se conocían con Lugones y Minicucci, fue una maniobra jurídica para reducir la pena.
La defensa insistió en que Lugones no se encontraba en la ciudad el día que Hilario llegó a los brazos de Miriñlarena, pero debió  aclarar una contradicción de su defendida en cuanto a la fecha: “Cuando ella dijo que a principios de enero le iban a dar un bebé que llegó a fines de ese mes, quiso decir que a principios de enero le iban a dar un bebé que llegó a fines de febrero. Se trató de un error involuntario”.
Otras de las cuestiones desarrolladas fue el desconocimiento de Lugones acerca del trabajo ilegal de su marido. Como en otras causas por apropiación, la condición de mujer de un militar autoritario y violento se utilizó para explicar el desconocimiento de su mujer, en este caso Lugones, de lo que ocurría en Argentina:  “El hecho de que Lugones fuera la mujer de Minicucci no alcanza para que ella supiera la actividad ilegal que realizaba su marido”. En este mismo sentido la defensa afirmó: “Aún si reformuláramos la hipótesis y admitiéramos que fue ella quien abrió la puerta de la casa cuando fueron a buscar al bebé, no la convierte en entregadora, ya que los testimonios aseguraron que tuvieron que esperar a Minicucci para llevarse el bebé”.
Por último, la defensa hizo un recorrido por las peores sentencias en juicios por apropiación de menores, en épocas en que existían las leyes de Obediencia Debida y Punto Final y los jueces eran cómplices de este delito, como las condenas otorgadas a Samuel Miara, Eduardo Ruffo, Rubén Lavallén y Miguel Ángel Furci. Obviaron señalar como referencia la sentencia ejemplificadoras como  la de la semana pasada en el juicio por la apropiación de Catalina De Sanctis Ovando, en la que sus apropiadores fueron condenados a 19 y 12 años de prisión.
La querella de Abuelas y la Fiscalía podrán  presentar  sus réplicas el próximo viernes 5 de abril a partir de las 10, cuando se reanuden las audiencias. Las últimas palabras de los acusados y la sentencia podrían conocerse ese mismo viernes o el martes siguiente,  9 de abril.

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